sábado, julio 24, 2010

El ser humano creó a dios a su imagen y semejanza

Durante muchos años la sociedad se ha visto envuelta en una de las formas más opresoras de esclavitud humana: las religiones.
Puesto que existen infinidades de razones para objecionar tal afirmación “negativa”, de rechazar y criticar la devoción y adoración a lo Suprahumano, a lo superior, a lo abstracto pero dependiente, a lo fantasioso y carcelario; se desenvuelven vagos fundamentos retóricos que se anteponen ante la razón y el cuestionamiento humano.

La religión es considerada para muchos pensadores, como una de todas las fuentes de esclavismo del individuo, donde él mismo conciente o inconcientemente extiende su fe devota hacia dioses superiores, "creadores de su existencia y del mundo". Sobre todo, el dios más famoso y populacho de todos los tiempos: dios, el todopoderoso, por cierto de nombre muy singular.
También conocido y/o adjetivado como: omnipresente, bondadoso y perfecto.
Algo muy curioso de todas estas características, es que ninguna de ellas se transcribe a la realidad como tal; es decir, ninguna de ellas le da una similitud o coherencia lógica ; aunque sea del sentido menos lógico posible de concordancia.

El vacío y la necesidad han sido los mejores aliados para confrontar los agujeros existenciales por los que se transcurre en el camino.  Por ejemplo, si se nos pide que garabateemos una hoja en blanco por todas las partes que queramos lo más rápido posible, lo más “normal” sería evitar dejar un espacio vacío; quizás para no reconocer que somos lo más simples posible. Lastimosamente, las ansias de poder del hombre (y la mujer = del ser humano) lo han corrompido de forma avariciosa y ególatra.

La debilidad el individuo reside en creer: cree lo que ve, cree lo que dice o dicen, cree lo que suena y puede que no sea, cree hasta lo que no puede ver, ni siquiera sentir; cree y entrega su vida a la nada, al vació, pretendiendo sus intentos por rellenarlo. Invirtiendo el estado de la cosas; es decir empeorándo el estado en el que se encuentra y convirtiéndolo en más esclavo de lo que era. Al parecer de eso se trata.

¿Por qué no, en vez de dar el rotundo y fugaz (para afirmar algún hecho o idea) no decimos puede ser? Respuesta neutral, intrínseca, eficaz y mucho más clara; y sobre todo más segura.
De hecho, Descartes fue uno de los más destacados filósofos que inscitó la cuestionabilidad con un axioma referido al: “Todo es dudable”. Refiriéndonos a un ser pensante, como lo es supuestamente el ser humano, no puede afirmar que dios existe; pero tampoco afirmar que no, eh ahi la praxis de su "intelecto racional".
Es ahi donde la necesidad y el vacío florecen a la luz y se entrelazan nuevamente. Pues el hombre al no tener las ideas bien definidas, ni  la potencia para la confrontación hacia la realidad hasta enreverarse en un agujero de suceptibilidades contagiosas; crea chamullos de recompensación para un goce más satisfactorio del alma.

El ser humano, su  falta de cuestionabilidad, su vulnerabilidad, sus canales de contaminación, su vacío y la gran necesidad de “algo” lo hacen crear lo impensable... lo increíble. Es curiosa la ironía de algunas personas de enfatizar sus ideas con algo que a primera vista sólo parece que es.

Hace poco vi un documental dónde analizaban las pinturas de Miguel Ángel, uno de los pintores y escultores más conocidos y re conocidos de la época del Renacimiento. Sus obras, detrás de toda especulación de las revelaciones del Código Da Vinci y los secretos escondidos, fueron cautelosamente examinadas. En especial una de ellas (y más famosa, por cierto): “La creación de Adán” o también llamado “El Génesis”, que representa un extracto icónico de un pasaje de la Biblia, que hace referencia al pasaje de dios y la "creación humana". Pues en dicha pintura aparece detrás del hombre de barba y cabellera blanca, que supuestamente se dice que es dios, una extendida capa roja que "concordantemente" no se logra ver muy claramente, por niños o ángeles que aliñan los bordes.

Se dice que antiguamente el autor de dicha obra hacía indagaciones con el cuerpo humano y que trabajaba para ello con cadáveres. Y sobre todo con cerebros.
Ahora, si relacionarnos este hecho con la nebulosa representación de la capa roja del fondo, ambas conservan una similitud muy curiosa: el parecido a un lóbulo del cerebro. La ironía de todo esto, es la que el autor haya querido camuflar su idea real sobre su misma obra, exponiéndola a ojos de todos.



Algo así como: “La mente ve lo que quiere ver”. Partiendo de la conclusión de que el hombre y la mujer dentro de su aparato racional: cerebro (llámese necesidad, agujero, vacío, incompleto, etc.) crea a dios, a su imagen y semejanza.